GETAFE/Varios (02/06/2025) – Cuando compras una vivienda con financiación bancaria, lo habitual es que el banco te exija contratar un Seguro de hogar. Pero, ¿y si ya lo tienes desde hace años? ¿Sigue siendo útil mantenerlo? ¿Es mejor buscar otro por tu cuenta? La realidad es que el seguro no debería verse solo como un trámite para firmar la hipoteca, sino como una herramienta para proteger tu casa, tus cosas y tu tranquilidad.
Lo que muchos desconocen es que el seguro que impone el banco suele cubrir exclusivamente el continente (la estructura del inmueble), dejando fuera lo más delicado: el contenido, la responsabilidad civil o los daños por agua, por ejemplo. Por eso, conviene revisar qué estás pagando y si realmente te compensa.
Un seguro completo va mucho más allá de reparar una tubería o una persiana rota. En realidad, puede ayudarte en situaciones cotidianas que no parecen tan graves hasta que ocurren:
Muchos seguros permiten personalizar estas coberturas según el uso que le das a la vivienda y el valor de lo que hay dentro. Y si trabajas desde casa, alquilas habitaciones o tienes mascotas, hay pólizas que también lo contemplan.
Aquí viene lo interesante. Aunque hayas contratado un seguro con la hipoteca, nada te impide cambiarlo por otro más completo o ajustado a tu perfil. La ley establece que el seguro no tiene que estar necesariamente vinculado al banco, siempre que mantenga la cobertura básica del continente.
De hecho, puedes mantener tu hipoteca sin estar atado al seguro de la entidad financiera. Lo único que debes hacer es informar al banco de que vas a cambiar de aseguradora, asegurarte de que la nueva póliza cubre como mínimo lo mismo y designar al banco como beneficiario del seguro (por si ocurre algún siniestro grave que afecte al inmueble).
El resultado: libertad para elegir la compañía, las coberturas y el precio.
No esperes a tener una fuga en la cocina o una gotera en el salón para acordarte del seguro. Conviene revisarlo al menos una vez al año, especialmente si has hecho reformas, has comprado muebles nuevos o ha cambiado tu situación personal (te mudas, alquilas, cambias de pareja…).
Algunas señales de que puede ser momento de cambiar:
Vivir en casa sin miedo a que una avería, un robo o una reclamación arruinen tu día (y tu bolsillo) no tiene precio. Y si puedes hacerlo con una póliza clara, completa y adaptada a ti, mucho mejor.
Por eso, antes de renovar automáticamente el seguro que tienes, echa un vistazo a opciones más flexibles, con asesoramiento cercano y sin letra pequeña. Un buen seguro de hogar no es solo una obligación de la hipoteca: es una forma de cuidar lo que más valoras.