¿Son imaginaciones mías?

GETAFE/La piedra de Sísifo (05/06/2018) – ¿Son imaginaciones mías o el aire huele mejor? Es más liviano y fácil de respirar sin ese tufazo a naftalina rancia, a podredumbre, a entrañas podridas y a moral momificada que no tiene reparos en dejar morir a nuestros mayores para escamotearles sus ayudas, o entregarse a los poderosos para echar de su casa a quien ya no aporta beneficios.

¿Son imaginaciones mías o podemos dormir tranquilos? Sin mantener un ojo abierto por si se cuelan a recortarnos nuestros derechos, a robarnos nuestro futuro, a liquidar nuestras pensiones o condenar a la moderna esclavitud a nuestros hijos.

¿Son imaginaciones mías o la gente sonríe abiertamente por la calle? Sin miedo a dar con sus huesos en una mazmorra por pensar diferente, a hablar diferente, a cantar diferente. Sin miedo a expresarse, porque eso es el ADN de las sociedades democráticas, poder pensar, hablar, cantar o escribir sin miedo.

¿Son imaginaciones mías o por fin pagaremos a gusto nuestros impuestos? Porque sabremos que irán a parar a recursos públicos, a educación pública, a sanidad pública, a ayudas a la dependencia, a pensiones públicas, a todos los servicios a que, como ciudadanos, tenemos derecho. Porque sabremos que no servirán para comprar yates, drogas, acompañantes de pago, mansiones, cochazos o a engrosar cuentas obscenas en paraísos fiscales.

¿Son imaginaciones mías o tendremos la conciencia tranquila? Porque sabemos que, aunque está difícil conseguirlo, plantaremos cara a los poderosos, a las élites financieras, a los bancos que tanto nos deben y que, lejos de devolverlo, ni siquiera lo agradecen y se ensañan sacándonos la sangre con descaro mediante gestos y medidas ilegales en el resto de los países de nuestro entorno.

¿Son imaginaciones mías o, quizá, los crucifijos dejen de regir nuestros destinos? Alguna vez hemos de lograrlo, que se respeten escrupulosamente las creencias de cada quien pero, estas, solo se refieran al orden privado. Que se despoje a lo público de sus nefastas influencias atávicas y a sus gestores profesionales, vestidos falsamente de pastores de almas, les despojemos de los valiosos recursos públicos tan necesarios para otros fines. Que paguen impuestos porque su reino sí es de este mundo.

¿Son imaginaciones mías o, de una vez por todas, mujeres y hombres caminaremos juntos e iguales? Mismo sueldo por igual trabajo, acceso a todos los puestos por méritos, no por cromosomas; recursos suficientes para proteger como merecen a todas las víctimas de terrorismo machista, para que la justicia sea justa, para que, desde la primera etapa de la vida y desde el ámbito educativo, se viva en situación de igualdad real; tan fácil de decir, tan complicado de lograr.

Seguramente sean imaginaciones mías pero, he de confesarlo, estoy ilusionado en que algún día lo lograremos o, al menos, trabajaremos por acercaremos al objetivo.

Hasta entonces, por favor, sed felices.

1 Comment

  1. Leandro

    7 junio, 2018 at 10:17

    Si lees el artículo y miras la composición del nuevo gobierno, todo cuadra.
    ¿Qué sabía Sísifo que los demás ignorábamos?
    ¿Información privilegiada?
    ¿Ouija bien documentada?
    ¿Hilo directo con el Boss?
    ¿intuición desatada?
    ¿pura casualidad?
    Mucha suerte para todos, gobierno incluido.