Getafe también estuvo en los Juegos de Tokio

GETAFE/Reportaje (17/09/2021) – Un paralímpico, jugador de tenis de mesa y afincado en Los Molinos; el flamante oro de tiro por parejas, instructor de una escuela en Perales del Río y un getafense, criado aquí, que sigue viniendo al polideportivo Juan de la Cierva a diario y es entrenador del equipo español de Atletismo Marcha Atlética tuvieron el privilegio de representar a España en los Juegos Olímpicos desde distintas posiciones.

Getafe Capital ha querido transitar por el puente Getafe-Tokio. Miguel Ángel Toledo, jugador de Tenis de Mesa, representó a España en los Juegos Paraolímpicos de Tokio 2020. A sus 53 años era su debut en unos juegos. Una mala zambullida le provocó una lesión medular. Eso no le ha impedido, tras horas y horas de entrenamiento y mucho tesón, representar a su país en unos Juegos. Y la experiencia no ha podido ser más satisfactoria.

Miguel Toledo en su partido frente al francés Juegos Paralímpicos Tokio 2020. © Mikael Helsing / CPE.

Toledo llegó a Getafe con 4 años. En Juan de la Cierva creció hasta que a los 20 un accidente le provocó una lesión medular “de ahí que nos mudáramos a San Isidro en busca de un inmueble más accesible. Allí viví con mis padres hasta que me independicé y me fui a vivir a Los Molinos”. Como deportista Toledo se inició en el deporte del tenis de mesa por casualidad. “A mí me hubiera gustado jugar al baloncesto pero mi lesión no me lo permite. Un día me pusieron una venda atada a una raqueta y me di cuenta que el pin pon “me molaba”. Fue en la Fundación del Lesionado Medular. Me apeteció repetir, me fui implicando, busqué clubes en los que aprender y practicar y a partir de ahí vino todo rodado… Incluso llegó a fundar un Club de Tenis de Mesa Adaptado. Y llegó la llamada de la selección española. Las competiciones en europeos y su escalada en el ranking “hasta que finalmente consigues el sueño dorado, una clasificación para unos Juegos Olímpicos. Cuando me llamó mi entrenador para decirme que lo habíamos conseguido sentí una alegría desbordante”.

“La verdad es que todo el proceso ha sido duro. Estuvimos metidos en una burbuja los 15 días previos a viajar a Tokio. Al final sabes que tienes que hacerlo y que lo bueno llegará más tarde. Entrar en la Villa Olímpica es como entrar en un gran barrio repleto de deportistas y banderas. Es muy bonito y emotivo. Por poner un pero me quedé con las ganas de conocer Tokio debido a las estrictas medidas para evitar contagios por Covid-19”. Una vez allí Toledo era consciente de que en la competición por parejas era donde “teníamos chance”, pero la verdad es que a título individual me he quedado a una lágrima de poder dar la sorpresa, ya que los dos partidos los he perdido en el quinto set. Iba sin presión, pero lo peleé hasta el final. Sentí al mirar a mis rivales a los ojos que algo de miedo había”. En la competición por parejas nos habíamos preparado para pelear contra polacos y eslovacos pero una baja de última hora nos colocó en el sorteo contra Corea. Ellos están en otro nivel y aunque no jugamos mal ahí se nos escapó. No obstante habernos traído un diploma olímpico nos llena de orgullo”.

Toledo no se conforma con Tokio. “Mientras yo tenga ilusión y mis condiciones físicas me lo permitan voy a seguir luchando. Al final la competición te pone en tu sitio. Iremos viendo”. Tal vez le veamos en París.

 

Coaching mental

Alberto Fernández, oro olímpico de tiro por parejas junto a Fátima Gálvez, fue uno de los deportistas que más gozó su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio. Su sonrisa mientras rompía platos al vuelo no pasó desapercibida desde el otro lado de la pantalla. A sus 38 años, eran sus cuartos juegos y venía de ganarlo todo: 3 medallas de oro en el Campeonato Mundial de Tiro entre los años 2010 y 2018 y 7 medallas en Campeonato Europeo de Tiro entre los años 2006 y 2021. Ahí es nada. Pero los Juegos se le resistían. Tenía la técnica, las horas de vuelo…, “pero había que hacer cambios para ganar” y contrataron al mejor coach mental: “ En este deporte la concentración es fundamental. Todo ocurre en décimas de segundo desde que sale el plato hasta que disparas. Y dimos en el clavo porque contratamos al mejor: Diego Gutiérrez. Consiguió sacar al Alberto que cuando disfruta gana campeonatos”.

Fernández destaca de sus 19 días en la villa olímpica, “la hospitalidad de la gente”. Entre los peros la temperatura y la humedad, “36º con un 80% de humedad”, que les llevaron a mantenerse encerrados es sus apartamentos, “a poder ser con el aire acondicionado enchufado” y a salir solo para entrenar y comer. También les sorprendió, y no para bien, la distancia del campo de tiro desde la villa. “Tardábamos 1 hora y 15 minutos en llegar, cuando normalmente son 20 minutos”.

La juventud de Fernández (38 años) le permite visualizarse en al menos dos citas Olímpicas más ya que un tirador alcanza su plenitud entre los 45-50 años. Entre tanto, Fernández regenta junto a su familia y con su padre al timón el campo de tiro Las Acacias en Perales del Río. “Lo recuperamos en 2008 tras varios años cerrado. Es nuestra sede”. Él como instructor viaja por campos de tiro de todo el mundo. Su proyecto personal ahora es tutiro.com. “Con los getafenses comparto la pasión por el tiro al plato. Por suerte es un pueblo en el que ha habido siempre mucha tradición por el tiro y la caza”.

La visión de un entrenador

Como lo ha habido por el atletismo. Que se lo pregunten a José Antonio Quintana. “Viví los primeros 28 años de mi vida en Getafe y aunque ahora lo hago en la capital sigo conectado con el municipio porque allí está mi familia, pero también su pasión: echo una mano al Club Polideportivo Getafe como entrenador por lo que voy a diario al Polideportivo Juan de la Cierva”.

A sus 48 años, Quintana ha participado en dos Juegos Olímpicos. Como oficial de la Federación Española de Atletismo, a Tokio acudió de la mano de 4 atletas como entrenador del equipo español de atletismo de Marcha Atlética. “Eran los juegos que más deportistas había clasificado, dos chicas (Raquel González Campos, 14º en 20 km marcha y Laura García-Caro, 3 4º en 20 km marcha) y dos chicos, Marc Tur (4º en 50 km marcha) y Diego García (6º en 20 km marcha)”.

“Estuvimos en la villa solo tres días ya que nuestra competición se desarrolló en una isla en Sapporo. Los controles sanitarios han sido duros, con antígenos a diario y un aislamiento extremo antes de marchar para allá en las concentraciones previas (hasta 4 meses aislados). El contraste con Río ha sido tremendo, pero al final cuando los resultados acompañan te quedas con lo bueno. Tuvimos la suerte de asistir a la ceremonia de clausura y vinimos con dos diplomas. Al final la experiencia es de un 9 sobre 10”.